lunes, 12 de octubre de 2009

El día de hoy.

Me gusta escribir porque cuando lo hago no tengo edad. Puedo escribir un relato de adolescentes teniendo 70 años. O puedo escribir sobre la vejez teniendo 25 años. Por eso me gusta escribir. También me gusta leer. Y me gustaría que los libros solo tuvieran el titulo en la portada, sin mencionar el nombre del autor y la trama. Por eso cuando compro libros no leo la sinopsis que viene en la parte de atrás. Como los libros de Gabriel García Márquez de la Editorial Diana. Sería magnifico encontrar un libro sin el nombre del autor y el resumen de la trama. Sería bueno que vinieran cerrados para no poder ver en el interior el nombre del autor. Pagar en caja y destaparlo, pero sobretodo leerlo. Sin saber de que trata, descubrir poco a poco la historia. Eso me gustaría. Otra de las cosas que me gusta de leer es que nadie puede saber si es hombre o mujer. Bueno, esto no es del todo cierto pues todos los libros tienen el nombre del escritor. Pero seria bueno –insisto- que no se pusiera. Esto me recuerda a mi amiga Dulce. Ella me dijo que los hombres si escriben historias de mujeres, pero las mujeres casi no hacen historias de hombres. Carlos Fuentes escribió Aura. Tolstoi escribió Ana Karenina. Y Ángeles Mastretta hace historias sobre mujeres. Me dijo que no era justo. Y tiene razón.

Me llamo Francisco y tengo 18 años. Aunque bien podría decir que mi nombre es otro. Pero no soy tan mentiroso. Por eso dicen que los escritores son mentirosos, que nunca confíes en ellos porque a la menor distracción pueden escribir tu historia. Me llamo Francisco y me considero una persona normal. Estoy estudiando leyes. Tengo una hermana y dos hermanos. Tengo a mis padres y mis abuelos (maternos y paternos). Mis tíos y tías, primos y primas. Vivimos en una casa relativamente grande. Cada quien cuenta con su propia habitación (excepto mis padres que la comparten). Tenemos estufa, lavadora, horno de microondas, refrigerador y televisión a color. La sala y los demás muebles. Contamos con luz eléctrica y la luz del sol. El agua llega todos los viernes en la noche. Eso es bueno pues a muchos no les llega. Pero no pienso hablar sobre las calamidades de mi ciudad y del mundo. En otra ocasión criticare lo que tiene que ser criticado aunque a mi no me sale mucho eso de criticar. Pero bueno. Vivo en una calle tranquila a 6 cuadras del centro. Tengo vecinos amigables y muchas tiendas cercanas.

Me gusta toda la música. Y cuando digo toda es toda. No le hago “fuchi” a ningún genero musical. Me aburriría si solo escuchara rock o pop. Me gustan las películas, la literatura, el futbol y navegar en internet. También me gusta Verónica. Estoy enamorado de ella. Este sábado vamos a ir al cine. Ahí me voy a declarar. Me pongo nervioso de solo pensarlo. Confío que me diga que si, pero uno nunca sabe lo que va a pasar. Tal vez porque estoy enamorado la veo perfecta. Perfecta en el sentido de que es bonita y su forma de ser es sincera. Verónica, Verónica, Verónica. (Este espacio debería estar en blanco mientras suspiro al pensar en ella).

De niño tenia muchas ideas y me peleaba con mis hermanos. Por todo había discusión. Ahora hay otras ventajas, pero no es lo mismo. De niño la vida era mejor. A veces soy muy nostálgico, muy retraído. Estoy leyendo la muerte de Iván Ilich y me vienen muchos pensamientos. Apago los noticieros. No leo el periódico. Sueño con un mundo mejor. Lo imagino. Lo creo en mi mente. En las noches me subo a la azotea a ver las estrellas. Pongo un poco de música y escribo. Me gusta cuando hay luna. A veces no escribo me pierdo en mis pensamientos. Pienso en la edad que tengo y en el futuro. En la tecnología, en los días, en la vida, en la muerte, en la filosofía, en la familia. Un pensamiento me lleva a otro y me voy, me voy, me voy.

Me gusta cuando Verónica cierra los ojos. Cuando la veo después de un tiempo. Cuando estoy con ella. Cuando toma mi mano. Cuando ríe. Cuando la escucho. Cuando la contemplo. Sonare cursi, pero no me importa: ¿Qué haría yo sin ella? All you need is love dicen los Beatles. Todo mundo debe ser feliz. Me considero feliz en este momento. La tristeza también es parte de la vida. No se puede evitar. ¡Pero se encuentra un gran gozo en la felicidad! Todo esta bien. Todo apunta en una misma dirección. Se vuelve uno optimista. Y dicen los expertos que eso es bueno, se reducen enfermedades. Le entran a uno ganas de vivir. Correr, bailar, cantar. Dicen que cuando una persona ama, canta mucho, o algo así. En mi caso me cuesta trabajo concentrarme, me distraigo mucho. Pero sucede que con poca atención que ponga las cosas se me quedan. Seria bueno que un científico viniera a investigarme y que diera un informe de lo que me pasa y por que me pasa. Claro, todo científicamente. No vaya a salir con que no es nada o que no hay explicación. Y si, de repente me da por cantar. También me desespero y mantengo la paciencia. Disfruto el momento. Disfruto el cereal con miel, la película de las seis, el sol que entra por mi ventana, el canto de los pájaros, andar en bicicleta, el cielo azul, estar con mi familia, el consejo del abuelo, la canción de la radio, estar sentado, jugar futbol, reír con un chiste, escribir, leer y pensar en Verónica. Miro mi reloj y el calendario y ya quiero que sea sábado.