Para escribir es necesario pensar. Y no a todo mudo le
gusta pensar. Para leer es necesario tener tiempo. Y no a todo mundo le gusta
darse tiempo para leer. Sienten que si leen, pierden tiempo.
No quiero entrar en
discusión. Esto es solo un borrador. Me hace falta desarrollar más la idea y ya
no tengo tiempo. Ahora soy un hombre ocupado. Llego cansado a casa y muchas
veces no quiero más que dormir. Los fines de semana son para estar en familia.
Y los fines de semana duran lo que un cubo de hielo en el desierto. No intento
ser poético. Nunca se me dio la poesía. Tampoco la leía. Eso sí, la usaba para
conquistar mujeres. Me funcionó en un par de ocasiones. Lo curioso es que con
mi esposa no fue necesario. A ella no le escribí hasta cuando ya éramos novios.
Al principio llevaba la cuenta. Ahora ya no tengo idea de cuántas han sido las
veces que le he escrito. Hay días que son tres veces. Hay días que son más. En
un momento dado creí que no era necesario llevar el registro.
Todavía no se si
retomar la escritura. Compré dos libretas y hasta el momento no he usado
ninguna de ellas. Tal vez debo comprar libretas más pequeñas para llevarla a
todos lados y en el momento que quiera escribir, lo haga. Si, tal vez debo hacer
eso. Así puedo escribir con más frecuencia y el único trabajo será transcribirlo.
O tal vez todas estas son ideas que – una vez más – se quedaran en mi cabeza.