jueves, 12 de noviembre de 2009

La puerta.

Salió de su casa una mañana de domingo 16 de julio de 2006. Vestía pantalón de mezclilla, playera blanca y unos convers gastados (tan gastados que habían perdido su color original). Tenía el cabello corto. No tenia barba ni bigote. Es de tez morena, complexión robusta y mide 1.62 cm. No avisó a donde iba y por lo general nunca avisaba, pero siempre que salía era para ir a casa de un amigo. Por eso sus padres no se preocuparon. Conforme el día avanzo y llego la noche, su madre empezó a preocuparse. Su marido le dijo que se acostara a descansar, que no se preocupara. Eso fue lo que hizo aunque no pudo dormir como quería. A la mañana siguiente la habitación seguía vacía. Lo primero que hicieron fue hablar con cada uno de sus amigos. Pero ninguno de ellos lo había visto. Salieron a las calles a preguntar a los vecinos; los lugares que frecuentaba, pero nadie supo nada. Señor “chico” el de la tienda de la esquina (¿Por qué siempre hay una tienda en la esquina?) lo vio pasar como a eso de las 8.15 a.m. del día anterior. Fue entonces cuando dieron parte a las autoridades, preguntaron en los hospitales y dieron la foto mas reciente del joven. Su madre se echo a llorar. Y entre su marido y sus hijas la trataron de reconfortar.

De inmediato las preguntas para la averiguación. No era adicto a las drogas, no tenia enemigos, no era violento, no era alguien que tuviera problemas. Ni el ni sus familiares. Ni ninguna de sus amistades. Nadie. Y empezaron todo tipo de hipótesis: era un secuestro, pero nadie pedía el rescate. Tuvo un accidente. Lo mataron. Se había ido de su casa (eso era evidente) para siempre ¿Por qué? Quien sabe. Embarazo a una chica y no se quiso hacer responsable. Debía dinero. Lo amenazaron. Lo raptaron para vender sus órganos. Se fugo con el amor de su vida. Claro, ninguna de estas hipótesis era creíble. La policía pensó que uno debía saber algo, quizá un amigo. Y empezaron a investigar a todo mundo sin excepción. Cuando digo todo mundo quiero decir a los mas cercanos a el.

Los días empezaron a pasar y no había ni una sola pista. Nada. La policía reviso su habitación, pero no había nada fuera de lo normal. Postres, discos, basura, una porno de colección, libros, películas, ropa, calzado. Sus hermanas encontraron su diario, lo leyeron y más que un diario, parecía que habían leído un libro. Se lo entregaron a la policía para que lo leyera y pudiera encontrar algo fuera de lo normal. Pero no había nada. No tenía motivos para suicidarse, no tenia motivos para huir.

La señora dejo de ir a la iglesia, dejo de comer, dejo de hacer muchas cosas. Era como si estuviera muerta en vida. Tuvieron que venir familiares y varias de sus amistades a estarse con ella. Solo con el tiempo la señora empezó a recuperase. Recobro la fe. Y se despertaba pensando que por la noche su hijo volvería. El señor tuvo que hacerse el fuerte y lo aparentaba. Claro, por dentro estaba que se lo llevaba la chingada. Pero era el que tenia que sostener a la familia en todos los sentidos (material y espiritual). Por las noches o cuando nadie lo veía ni escuchaba se desesperaba y gritaba. La hermana mayor trataba de guardar el equilibrio. Todo el día pensaba en dos cosas: su hermana y su madre. La hermana menor no supo como mostrar su dolor. Se quedo en shock. De repente se quedaba callada. Pasaba largo tiempo encerrada. Y el tiempo empezó a pasar, a pasar, a pasar. Días, semanas, meses, bimestres, trimestres, semestres, años. En el fondo todos se hicieron a la idea de que no volvería. Excepto la madre.

La policía se intereso por Raúl, su mejor amigo. Le preguntaron todo acerca de el para hacer un perfil psicológico. También se interesaron por Ramiro, que era el más raro de todos sus amigos. Las fotos del desaparecido se pegaron en las calles, salio en el periódico y en las noticias locales. Se dieron algunos números telefónicos para que llamara aquel que tuviera información. Pero eso nunca paso. Con la ayuda de muchas personas lograron pasar la noticia a nivel nacional. Pero nadie supo dar información.

Para muchos el tema ya se les olvido. Nadie se va tanto tiempo sin que nadie sepa nada. Quizá este muerto. Aunque se ha buscado hasta en los cuerpos no identificados que llegan a los anfiteatros y ninguno es el de el. Y la madre no pierde la esperanza de que vuelva. Todos los demás lo recuerdan con cariño como el buen hermano, amigo, vecino, estudiante que fue.

Para Felipe Juárez que investigo el caso la clave –según el- esta en la muerte de su abuelo y la ruptura con María. Eso le afecto emocionalmente y una hipótesis que tenia era que se fue para ver que hacia María. Maria acepto hablar porque no había nada que perder; la idea era que volviera. Por lo que ella salio en las noticias estatales diciendo que estaba preocupada por el, que regresara. Aunque ni ella misma estaba segura de sus sentimientos hacia el. Estaba confundida, no sabia si realmente lo quería todavía. Felipe hizo mas hipótesis después de eso, pero el mismo se dio cuenta que no tenía una manera de respaldarlas. Siguió pensando que la muerte de su abuelo y terminar con María fueron las causas para que se fuera, pero hubo una más que fue el detonador de su partida. Felipe se obsesiono por el caso. En una ocasión camino en dirección en la que Don chico lo vio. Camino derecho. Lo hizo durante dos horas. Hasta que se canso. Lo curioso es que se podía seguir caminando entre el campo. Días después regreso donde se había quedado y continuo. Llego a las faldas de un cerro y lo único que pensó fue que probablemente se había convertido en ermitaño. Pidió un helicóptero el cual no le fue dado puesto que no había pruebas contundentes de que en realidad estuviera ahí. Hace un mes abandono todo y se fue de vacaciones con su familia.

La semana pasada se cumplieron 3 años desde su desaparición. La familia lo recordó reuniéndose a comer. Entre todos realizaron una oración a Dios por el. La hermana mayor se caso y tuvo un hijo al cual le puso el nombre de su hermano, por lo que la abuela lo quiere muchísimo. Por cierto, esta a punto de cumplir un año.

Hoy la señora despertó un poco antes que de costumbre. Se levanto en ese mismo instante y empezó con su actividades domesticas. Su marido se despertó cuando ella preparaba el desayuno. La hija menor se admiro. Al momento del desayuno le preguntaron porque se había levantado temprano. No respondió. Hizo el aseo de toda la casa con su hija y les dio tiempo de preparar la comida. “¿Qué sucede?”, le preguntaron mientras estaban en la mesa. “Estoy segura que hoy va a regresar”. Cuando el padre y la hija estuvieron solos se cuestionaron si había que alarmarse por algo. La seguridad con que lo afirmaba los desconcertaba. “Habrá que ver como reacciona en los días siguientes”, dijo el señor de la casa. Cuando ya no tuvo que hacer se sentó a ver la televisión, pero cuando dieron las siete no cabía de la emoción. “1 hora, solo una hora”, dijo. A las 7.30 p.m. puso un sillón enfrente de la puerta principal y se puso a esperar. Para no estar viendo la puerta y el reloj nada más, fue por su estambre y agujas y se puso a tejer. El señor y su hija se han quedado atrás observando. Faltan 10 minutos para las ocho. “es absurdo no va a volver ¿Por qué hoy? ¿Solo porque su mamá tiene un presentimiento? Debí decirle que abandonara esa idea” piensa el señor, pero ahora es demasiado tarde. Los tres están esperando. Yo también estoy al pendiente de lo que va a suceder.