lunes, 10 de septiembre de 2018

Un día de verano


Se fue la luz. No puedo ver televisión ni escuchar música. Afuera está lloviendo así que tampoco puedo salir. Hace mucho que no leo. Tal vez es momento de retomar la lectura. Aún es temprano, son las seis de la tarde. ¿Una historia de amor? ¿Suspenso? ¿Policiaca? En realidad quiero una historia sencilla, algo que tenga nostalgia, historias de esas que cuentan las abuelitas. Anécdotas familiares. ¿Cómo percibían la vida? Puede que antes todo era más sencillo. En realidad mis pensamientos divagan mucho. Tenía muchas ganas de ver una película. Por eso ya no leo. Me gusta ver películas. Este verano me propuse ver la mayor cantidad posible. Ya llevo treinta, casi una por día ya que hubo días que no vi nada. Otros días vi hasta tres. Quiero aprovechar el tiempo porque cuando salga de la universidad y empiece a trabajar ya no tendré tanto tiempo libre como ahora. Y si Ana y yo nos casamos mis tiempos se reducirán. No es que me moleste, al contrario estar con ella me hace bien. Hoy la voy a ver a las ocho por eso quería ver una película antes de verla a ella y ahora no hay luz y ya me di cuenta que no tengo libros para leer. El de Isabel Allende ya lo leí. Casi siempre, libro que compro, libro que leo. Así no tengo pendientes. Isabel Allende fue la excepción. Estuvo conmigo dos años hasta que la navidad pasada lo leí y me quedé con esa idea de que aún estaba pendiente. Ahora no tengo nada nuevo que leer. Iría a la biblioteca a sacar uno, solo que con esta lluvia no me dan ganas de salir. Tal vez es buen momento para releer. Ojala los libros los llevaran a domicilio. Tengo ganas de leer Moby Dick. Dicen que es un libro completo. Es como todos los géneros en uno. Con esta lluvia es imposible salir. Si sigue así no podre ver a Ana. Todo el día esperando a que den las ocho para verla y si el agua no para no la voy a poder ver. ¡Qué coraje! Voy a tomar una siesta mejor. Pondré la alarma al cuarto para las ocho, no me quiero seguir de largo.

sábado, 10 de febrero de 2018

Volver

Para escribir es necesario pensar. Y no a todo mudo le gusta pensar. Para leer es necesario tener tiempo. Y no a todo mundo le gusta darse tiempo para leer. Sienten que si leen, pierden tiempo.

No quiero entrar en discusión. Esto es solo un borrador. Me hace falta desarrollar más la idea y ya no tengo tiempo. Ahora soy un hombre ocupado. Llego cansado a casa y muchas veces no quiero más que dormir. Los fines de semana son para estar en familia. Y los fines de semana duran lo que un cubo de hielo en el desierto. No intento ser poético. Nunca se me dio la poesía. Tampoco la leía. Eso sí, la usaba para conquistar mujeres. Me funcionó en un par de ocasiones. Lo curioso es que con mi esposa no fue necesario. A ella no le escribí hasta cuando ya éramos novios. Al principio llevaba la cuenta. Ahora ya no tengo idea de cuántas han sido las veces que le he escrito. Hay días que son tres veces. Hay días que son más. En un momento dado creí que no era necesario llevar el registro.

Todavía no se si retomar la escritura. Compré dos libretas y hasta el momento no he usado ninguna de ellas. Tal vez debo comprar libretas más pequeñas para llevarla a todos lados y en el momento que quiera escribir, lo haga. Si, tal vez debo hacer eso. Así puedo escribir con más frecuencia y el único trabajo será transcribirlo. O tal vez todas estas son ideas que – una vez más – se quedaran en mi cabeza.