domingo, 10 de agosto de 2014

Los matices de la soledad en una noche de verano

Vamos a cruzarnos, solía decir mi amigo al pasar al otro lado de la calle. Ya después se dio cuenta que podía interpretarse como albur y cambió sus palabras. Hace ya más de un año que no veo a mi amigo. Esto debido a que se casó y se fue a vivir a otra ciudad, en otro estado. Me acorde de él precisamente al cruzar la calle. Y no solo de mi amigo me acordé, también de Claudia. Por un momento cruzó por mi mente como un cometa, como una estrella, como una luz, como algo fugaz que quiere quedarse. Pero los recuerdos más fuertes fueron los de las vacaciones de verano. El futbol, los excesos, los amigos, los libros, las películas, la flojera, el mandar el mundo a la mierda, los sueños, la libertad, las conversaciones a altas hora de la noche donde nada era imposible, el amor, el dolor, las fotografías, las llamadas por teléfono y algunas otras cosas más que en este momento se me llegan a escapar.

Perdón por la nostalgia, pero me es inevitable recordar. Supongo que a todos nos pasa de vez en cuando. Alguna calle, algún lugar, algún libro, alguna fotografía, algún aroma, alguna frase, alguna canción nos remite al pasado. En mi caso, cruzar la calle me desató una serie de gratos recuerdos.

Así que llegué a casa, tenía frío, pero se me quitó al entrar. Encendí las luces y me fui directo a mi habitación.  Abrí la puerta y las ventanas porque se encierra el calor. Fui a la cocina por un vaso con agua. Desde ayer tengo problemas con el internet y ya lo reporté. Mañana van a pasar a arreglarlo. Por una parte está bien porque todo el tiempo estoy pegado a la computadora. Mi mundo se ha reducido considerablemente. Podría intentar robar la señal de alguno de mis vecinos, sin embargo me doy cuenta que no tengo necesidad de hacerlo. No es que sea la honestidad en persona, solo que no me voy a morir si no tengo internet. Un día más o un día menos, no pasa nada.

Es verdad que hay mucha información, muchos videos, series y películas. Demasiadas cosas para entretenerse y aprender. Pero también hay un mundo y la verdad se me había olvidado. Todos los días viviendo como un robot. Mas interesado por ver lo que los demás publican que por ver a mi alrededor. Hoy, por ejemplo, se pueden ver las estrellas. Para poder ver el cielo mejor voy a apagar las luces, poner música y acostarme en la hamaca. Quizá tome papel y lápiz para escribir. Quizá me duerma. A ver qué sucede primero.