Desde hace algunos
años solo escribo los jueves. Por azares del destino continúo haciéndolo hasta
ahora. Por alguna extraña razón que desconozco, los jueves llegaba temprano a
casa y a diferencia de otros días, ese día no me ponía a ver televisión. Esto
se volvió un hábito y gracias a esto todavía escribo. Ahora ya llevo con esta
rutina alrededor de cinco o seis años y todo parece indicar que así será por
varios años más. Después ya no podré dejar de escribir el cuarto día de la semana.
Cada que llego a casa
María no está. Y deja a Sofía con mi mamá o con mi suegra. Eso hace que pueda
escribir por espacio de hora y media porque en punto de las nueve con treinta
minutos salgo por María y de ahí pasamos por Sofía. Sofía cada día está más
grande. Le he escrito varias cosas para cuando esté en edad de entender lo que
le escribo. Nunca lo voy a hacer público, solo será para ella. No creo que ella
me reproche nada de lo que le escribo algún día, sin embargo, si lo hago
público ahí si tendré a la crítica sobre mí. Pero como esto es solo entre mi
hija y yo no tengo necesidad de publicarlo.
A veces leo lo que
escribía antes y me sorprendo. Supongo que en unos años cuando lea lo que
escribo ahora sucederá lo mismo. A María también le escribo. A veces unas
cuantas líneas. A veces páginas enteras. Tiene guardado todo lo que le he
escrito. A veces lo relee. Al principio no podía escribirle. Con principio me
refiero a antes de llevarme con ella. De hecho no sabía con que pretexto
empezar a hablarle y cuando lo hice quise escribirle, pero no pude. Pensé que
María y yo no seriamos nada. Aventé la toalla. Y en el momento menos esperado
el viento sopló a favor. Pero de esto ya hablaré en otra ocasión.
Escribir los jueves
no quiere decir que lo haga bien. A veces encendía la computadora, ponía música
y me quedaba pensando. Bueno, esto me sucedía antes. Ahora por lo menos escribo
un párrafo. Mucho de lo que escribo a veces no me gusta. En el peor de los
casos lo borro. En el mejor de los casos se queda archivado y la verdad no sé
porque hago esto si no vuelvo a abrir el documento más que por error. Ya no
escribo en papel. No sé cuándo fue la última vez que lo hice. No recuerdo como
es mi letra. Seguramente en algún momento tenga que escribir algo en el trabajo,
no sé. Lo que si se es que cuando escriba en una hoja de papel no voy a
recordar que hice una reflexión acerca de escribir en papel, no en el momento,
sino hasta después y me diga: ¡ya escribí en una hoja!
He terminado justo a
tiempo. Ya son nueve con treinta. Es hora de ir por mi esposa y mi hija.