Hace mucho que no
escribo. Eso sí, he leído con bastante frecuencia. Quisiera escribir más, pero
lo único que escribo son párrafos pequeños, a veces un par de líneas. Todas mis
ideas quedan inconclusas. No me molesta. Soy feliz así. Quizá un día publique
un libro de fragmentos. Definiciones de la vida, el amor, los sentimientos o
párrafos de lo que pienso sobre el tráfico, las leyes, las películas, las
series, etcétera. O quizá nada de esto suceda y de un momento a otro me ponga a
escribir sobre mi vida en los últimos años.
También existe otra
posibilidad, que no escriba nunca más. Para ser escritor se necesita ser
pesimista y mi visión sobre el mundo ha cambiado. Mis libros estarían en la
sección de superación personal, al lado de otros autores cuyos nombres no
quiero mencionar. En mi adolescencia, cuando aún no sabía muy bien que quería
de la vida, mi objetivo era publicar un libro y convertirme en escritor. Si no
de prestigio, por lo menos uno conocido. Que por lo menos fuera leído por las
minorías. Ya tengo un libro, me ha leído un poco más de
gente de lo que imaginé y no sé si tenga ganas o pueda escribir un libro más.
Mi prioridad es ver a mis hijos crecer, que no les falte nada. Quizá, cuando
hayan terminado de estudiar y se mantengan a sí mismos, la idea de publicar una
novela tome fuerza de nuevo.