lunes, 10 de diciembre de 2012

Solo un instante


Estas mal. Seguramente crees que es el amor de tu vida, cada que te enamoras piensas lo mismo, no es malo pensar eso, sin embargo es tu forma de ser, la manera en que actúas y lo que piensas al respecto. Dentro de tu cabeza te haces ilusiones y de eso vives todos los días, alejándote de la realidad. Luego, al final te cuestionas porque siempre te pasa lo mismo. Es cierto que cambias conductas, pero arrastras siempre los mismos males. Déjame decirte que a ella no la conoces. Si, ya sé que en su perfil de facebook puedes ver que le gusta y que no, ves sus fotos y te parece muy bonita, lees sus comentarios y crees que es sincera. Todo eso ya me lo sé.

¿Cuándo vas a ir a buscarla? ¿Por qué no has ido? Excusas tienes de sobra. También ya me las se todas. El problema no es que me las digas, sino que tú te las crees. Algún día tendrás que enfrentar la realidad y ese día serás feliz. Escucha lo que digo, porque sabes que tengo razón, te la estoy dando, pero no para que te tires en el sofá, sino para que actúes. Y aquí viene mi contradicción (por eso somos amigos): vas a sufrir, vas a llorar, vas a corres riesgos, te va a rechazar, quizá muchas veces, pero aun así tendrás que seguir intentándolo. Si todo esto sucede entonces te diré que no es para ti, que no le interesa salir contigo y que busques por otro lado. Seguramente exageré, solo vas a sufrir, llorar y correr riesgos, nada más. Si te rechaza y se porta mala onda contigo (que es algo que tú no quieres ni escuchar, lo sé), entonces es hora de decir adiós.

Sabes que no va a suceder, ya te ofreció su amistad y solo piensas en que quizá cambie de parecer, que no quiera hablar contigo, todo esto lo estas creando en tu mente. No quieres ser feliz, le tienes miedo al compromiso. Sabes que se por qué y sé que tu también sabes por qué. Sé que no es cuestión de que te diga solamente: ¡échale ganas!, ¡tú puedes! Tienes que dejar ir esa parte de tu pasado y se que una forma de hacerlo es yéndola a buscar. Solo te advierto que no es como en las películas. No vas a escuchar una música de fondo, no va a ser el encuentro perfecto ni el inicio de una historia amorosa, pero si vas con actitud habrá algo de magia en tu encuentro con ella.

Piensa lo que te dije y no dudes en ir a buscarla. Ya sé que quieres que te diga que vas a decir, y sé que sabes que no hay palabras que decir, todo sale en ese momento, tú confía.

sábado, 10 de noviembre de 2012

De frente a la nada


Tiene basura sobre su escritorio, cama y en el suelo. La ropa sucia esta por todos lados, la cama distendida y los libros, revistas, papeles, carpetas, cables y dispositivos electrónicos por doquier. Sobre un sillón esta su laptop, es el único objeto que más o menos se localiza con facilidad. El pequeño Larousse ilustrado 2008 sirve de tapete al mouse. No ha hecho aseo en dos semanas y por la actitud que tiene va a llegar el año nuevo y el seguirá viviendo entre basura.

La mayor parte del día se la pasa acostado en su cama, en el sillón o en el piso. Solo se levanta para ir  a comer o al baño. Hoy cumple seis días sin bañarse, el pretexto puede ser el frío, sin embargo es el resultado de tantos días de inactividad. Nadie le llama al teléfono, apagó su celular y navega en Internet. De vez en cuando mira pornografía.

Su rostro denota tristeza, desesperación, ira, dolor, frustración, miedo, resignación, enojo, rencor, apatía, todo a la vez. Ayer trajo seis cervezas que se tomó escuchando música variada a todo volumen. Durmió en el suelo, con la ropa puesta y entre periódicos viejos. Al despertar encendió su computadora, reviso su correspondencia, vio unas fotos, puso música y empezó a escribir. Sus ideas no son claras, pero está escribiendo sin parar.

Se llama Jorge, no tiene hermanos y sus padres viven a cien kilómetros de ahí, por lo cual todavía tiene quince días para seguir así antes de que su madre lo busque. Cada sábado le marca al celular. Jorge nunca le dio a su madre el número de su casa. El papa de Jorge le dice a su esposa que no se preocupe, que así es el, que pronto le marcará. Su madre se tranquiliza un poco, esperando que nada malo le esté pasando.

Jorge tiene 27 años, recientemente perdió su empleo y terminó con su novia. El mundo se le vino encima en un día. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué no la va a buscar? Solo sé que perdió su empleo porque hubo un recorte de personal. Le dieron su liquidación y al salir de ahí, le llamo su novia. Minutos después se vieron en el parque del centro y ahí estuvieron platicando (¿o discutiendo?) una hora. Cada quien regreso a su casa solo y desde entonces Jorge no sale, más que a comprar a la tienda de la esquina.

Hasta hace un par de semanas Jorge tenía muchos proyectos por realizar. Tiene un borrador muy avanzado de su primera novela, un guion cinematográfico y una muy buena idea para crear una empresa. Además, le iba a proponer matrimonio a Martha, su novia. ¿Cómo se puede acabar todo en un día, en una hora, en un minuto, en un segundo?

Jorge empieza a hablar solo. Camina de un lado a otro y da explicaciones a sí mismo. Se mira al espejo y hace caras y gestos como si estuviera frente a otra persona. Lleva media hora hablando, ha tocado varios temas que van desde religión, política, desamor, economía, sociedad y la vida. Todo lo que dice es ficticio, no da nombres reales, no menciona a su familia, amigos, vecinos, es como si estuviera hablando de otro mundo.

Quisiera decirles que un día Jorge se despertó de entre todo su tiradero y se puso a hacer ejercicio: cien sentadillas, cincuenta abdominales, cincuenta lagartijas y setenta y cinco flexiones. Empezó a separar la basura de su ropa, acomodó sus papeles, ordenó sus libros y arregló todo. Miro su habitación y quedo satisfecho con el resultado, tomó asiento y descansó un rato. Después de quince minutos se metió a bañar, se afeitó y se vistió. Después desayuno y salió a la calle. Al regresar trajo en una bolsa su despensa y en otra bolsa, artículos que necesita  para seguir con sus proyectos.

Con el paso del tiempo le pone punto final a su novela, termina su carpeta de proyecto de la creación de una empresa y su guion es aceptado por un director de cine para filmarlo. Arregla los problemas con su novia y viven felices.

Sin embargo, un día antes de que se cumpla el plazo para que su madre lo vaya a buscar, Jorge se levanta después de pasar la noche durmiendo en el suelo, se pasa al sillón donde piensa por espacio de cinco minutos hasta que finalmente se levanta y se mete a bañar. Al regresar, enciende su celular y le habla a su madre y le dice que está bien, no da explicaciones y repite una y otra vez: estoy bien.

Se pasa la mano por el cabello, se agarra la cabeza, se toca la oreja, la cara, la boca, la barbilla y suspira. Piensa por un momento, parece que va a ordenar su habitación, pero se acuesta en su cama mirando el techo. En el momento menos esperado está durmiendo de nuevo.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Volver a empezar


Me quedé sin televisión. Bien dicen que las cosas suceden por algo. Mis exámenes finales se acercan y quiero mejorar mi promedio. Sin televisión no hay distracción. Ahora no tengo pretexto. Esta el Internet, pero no es lo mismo. Hay una gran diferencia, no sé por qué. Probablemente por la comodidad de estar acostado observando con el control remoto en la mano. Por más que aprieto el botón de encendido/apagado no funciona. Ya me sucedió lo mismo, pero en aquella ocasión la lleve a arreglar luego. Ahora por mí que llegue el año nuevo. Quiero aprovechar este tiempo en otras cosas.

También quiero apagar mi teléfono. Quien quiera comunicarse conmigo que me busque o que me hable a mi casa. Para que esto suceda debo dejar mis redes sociales. Últimamente dedico una hora a subir fotos o comentar. Encuentro una satisfacción momentánea en esto. Cuando me empiece a aburrir entonces podré desconectarme de la tecnología. Quiero intentarlo por uno o dos meses a ver qué pasa.

Mientras tanto ya apilé varios libros para leer. Sobre mi escritorio tengo una vieja libreta para escribir historias fantásticas y ya estoy al corriente con mis apuntes. Solo espero tener la paciencia necesaria para iniciar. Por eso puse la foto de Laura frente a mí.

lunes, 10 de septiembre de 2012

El extraño del apartamento 3G.

Se la pasa escribiendo en la computadora la mayor parte del día. Solo se levanta para llenar su vaso de agua, buscar comida en el refrigerador e ir al baño. No está tratando de escribir una novela, cuento, guion, carta, oficio o un documento personal. Solo trata de escribir bien. Tiene una foto de Eréndira frente a él.
 
Nadie sabe de su pasado. Su nombre es Carlos. Tiene veintiséis años. Nadie sabe si estudió, si tiene padres o algún familiar, si tiene credencial de elector, novia y que hace aquí. Paga la renta en efectivo. Habla poco con los vecinos y casi nunca sale a la calle. Nadie ha escuchado su voz salvo la señora María, la casera. “Busco un cuarto para rentar por un tiempo aproximado de ocho meses”.  La casera le mostro una habitación, le explicó las reglas del lugar y le indicó la cantidad a pagar por mes. Carlos sacó dinero de su billetera y se lo dio agradeciéndole. Desde entonces cada cinco de mes desliza por la puerta de doña María un sobre con la renta correspondiente. En el sobre escribe: “Carlos, tercer piso, apartamento 3G.”
 
En toda su estancia ha salido seis veces. Su habitación esta impecable siempre, salvo su escritorio, que tiene hojas hechas bolita, basura de frituras, discos y libros desordenados. Al principio todos en el edificio se preguntaban quién es, a que se dedica, de donde viene, porque nunca sale, porque no tiene contacto con el mundo exterior, si es un matón, si está huyendo de la justicia, si es agente encubierto, terrorista, narcotraficante, psicópata, pero la teoría que más le convenció a todos era que no iba a atacar o matar a alguien. Una persona que oculta algo, no deja que ese algo se refleje en el. En el caso de Carlos, no. Con el paso del tiempo todos dejaron de cuestionarse quien es al grado de olvidar que ocupa el apartamento G en el tercer piso.
 
Carlos le va a las águilas del América, casi no prende la televisión ni el aire acondicionado. No lee el periódico y nadie lo va a buscar. Tampoco recibe correspondencia. Nadie lo ha visto fumar ni beber. No escucha música a todo volumen, no tiene mascota, no compra el periódico y viste colores oscuros.
 
Todos los días a las seis de la mañana se despierta, enciende la computadora y empieza a escribir. Se prepara algo del refrigerador a las nueve en punto. A las diez regresa a la computadora de nuevo. A las dos la apaga y toma una siesta. Tres y media despierta a comer. A partir de entonces no escribe. Lee artículos, ve videos, documentales y busca información de todo tipo. A las ocho de la noche por última vez revisa lo que escribió y como todos los días, termina borrando todo porque nada le gusta. A las nueve hace un poco de ejercicio y se mete a bañar. A las diez y media esta apagando todas las luces.
 
Si esto fuera una película algo rompería el unísono. Un niño o niña que toque a su puerta, una mujer en busca de ayuda, la violencia intrafamiliar de su vecinos, que se yo. Pero como esto no es una película, prácticamente no pasa nada. Ninguna mujer bonita toca a su puerta, la policía no lo busca y el edificio no se encuentra en peligro.
 
Doscientos dos días después, Carlos por fin escribe con una rapidez admirable. En este lapso rompió su rutina, se desveló, dejó de leer, ver videos, hacer ejercicio, tomar siesta y perder el tiempo. Terminó de escribir y corrigió algunos detalles de ortografía, justificó su texto y respaldó el documento. Dos días antes de cumplir los ocho meses, Carlos había terminado. Rápidamente se dio una ducha y empezó a empacar sus cosas. Hizo un par de llamadas y como estaba muy cansado, durmió.
 
El último día Carlos se despertó y se hizo un desayuno ligero. Fue a cepillarse los dientes y tomo sus cosas. Toco la puerta de doña Mari y se despidió de ella, le dio las gracias y le entregó sus llaves. Por primera vez se veía feliz.
 
Un año después Carlos presenta su libro: el extraño del apartamento 3G. En conferencia de prensa Carlos dijo que se exilió de su familia, amigos y conocidos para escribir una novela. Rentó un departamento por ocho meses, pero fue en el último mes cuando consiguió escribir toda su novela. Cuando por fin terminó le habló a un amigo editor y quedaron de verse en cinco días. Al principio fue difícil pues tenía que esperar un tiempo indefinido para que alguien leyera su libro. Pasado ese tiempo (cuatro meses) las cosas fueron más fáciles.
 
El extraño del apartamento 3G es la historia de Luis que está obsesionado con los números, la psicología y las teorías de conspiración. Tiene una vida normal, trabaja en un despacho contable, tiene una novia muy bonita y es amable con todo mundo. Sin embargo, cada vez se adentra más en los temas que le llaman la atención, lo cual lo lleva a tener problemas con su novia para después terminar con ella y encerrarse en su departamento. Renuncia a su trabajo y empieza a escribir en un cuaderno, sentarse en los parques y espiar a las personas.
 
Un día, llega un nuevo inquilino al edificio y Luis piensa que es alguien muy sospechoso pues no habla con nadie y casi no sale de su apartamento. Entonces Luis empieza a investigar sobre el extraño llamado Gerardo. Trata de espiarlo por la ventana y la cerradura de la puerta. Cuando Gerardo sale de su habitación, Luis entra y revisa todo lo que puede. Regresa a su departamento y empieza a escribir:
 
“Se la pasa escribiendo en la computadora la mayor parte del día. Solo se levanta para llenar su vaso de agua, buscar comida en el refrigerador e ir al baño. No está tratando de escribir una novela, cuento, guion, carta, oficio o un documento personal. Solo trata de escribir bien. Tiene una foto de Eréndira frente a él.”

martes, 10 de abril de 2012

Un día normal.

Carlos se levanta sin ayuda del despertador. Se mete a bañar por espacio de quince minutos y al salir ya tiene la ropa que se pondrá. Siempre la elije desde el día anterior. Esta costumbre la adquirió en la secundaria y la sigue practicando hasta la fecha. Carlos se mete a la cocina, se hace un jugo de naranja, pone unos panes en el tostador, saca la mermelada de fresa y se prepara unos huevos con tocino. Al terminar lava los platos y va al baño a cepillarse. Toma su portafolio, le pone la alarma a su casa y se sube a su auto. De aquí es obvio que conduce al trabajo, llega, deja su auto en el estacionamiento y sube las escaleras.

Nunca le ha gustado ir en elevador, siempre prefiere ir por las escaleras hasta el quinto piso. Claro que cuando no cuenta con mucho tiempo o su acompañante lo ocupa, entra. De lo contrario siempre camina. Por lo general es el primero en llegar y como gerente del departamento de cobranza tiene que hacerlo para poner el ejemplo. Tiene a su cargo cinco personas y lleva dos años siete meses y trece días ocupando el puesto. No le fue difícil llegar hasta ahí pues su buena memoria e intuición junto con sus conocimientos le dieron el puesto al año de haber entrado a laborar.

Carlos tiene veintiséis años, viene de una familia de  clase media. Tiene dos hermanos, Carolina y Alberto a los cuales ve poco desde que entro a la Universidad. A sus padres, Carlos y Ana los ve en cada periodo vacacional. De alguna manera Carlos está haciendo lo que le gusta, sin embargo siente que algo le falta. Pero esto solo lo piensa cuando está solo, casi no se lo dice a nadie y en compañía de otras personas es alegre y parece que nada le falta.

Hace un par de meses terminó su relación con Alma. Quedaron en buenos términos y de vez en cuando se hablan por teléfono, pero ninguno de los dos da señales de querer regresar. Alma escribe y pinta aunque su verdadera actividad es organizar eventos. Este fue el motivo de su separación pues los dos estaban sumergidos en sus actividades dándole poco o ningún espacio a su relación. Desde su separación, Carlos escribe mucho. Lleva ya setenta y ocho páginas de una libreta de cien hojas.

En la oficina todo trascurre normal. Es un día con mucha calma. Carlos tiene un horario de nueve de la mañana a dos de la tarde. A esta hora sale a comer y si el tiempo se lo permite da una vuelta por un parque cercano, lee o va a algún otro lugar. Regresa a las cuatro de la tarde y se está ahí hasta las ocho de la noche. Si, en ocasiones tiene que arreglar algunos asuntos fuera de la oficina, pero por lo general pasa la mayor parte del tiempo en esta.

Poco antes de las ocho, Carlos revisa que no haya nada pendiente, ordena sus papeles, prepara el día de mañana, apaga su computadora y sale de su oficina. Camina hasta el estacionamiento, a su paso saluda a algunas personas, se sube a su coche y conduce a su casa.

Al llegar deja el portafolio en el lugar de costumbre, se acuesta en el sillón y prende la televisión. Después de un rato va a la cocina a prepararse algo y regresa al sillón. Más tarde se levanta de ahí, coge su libreta y empieza a escribir. Cuando termina se mete al baño y después se cepilla. Se pone su pijama y se sienta al borde de su cama. Mira el reloj, abre el cajón y saca una vieja foto de Alma y el. La observa por un instante y la guarda de nuevo.

sábado, 10 de marzo de 2012

Indescriptible.

¿Sabes? A veces me da miedo escribir. Desde que leí que nuestros pensamientos se vuelven realidad cuido mucho lo que redacto. Trato de reflejar esperanza, alegría, emoción y felicidad en todos mis escritos. Evito temas como la depresión, ira, enojo, la fragilidad de la vida, la miseria humana y la infelicidad. Pero luego escribo mucho sobre lo que quiero en el presente y en el futuro. Y de alguna manera lo reflejo tanto que luego me dicen precisamente eso: escribes lo que quieres. Y sinceramente a veces prefiero no escribir eso que tanto anhelo. Pienso que es mejor si me sucede en la vida real. Por esta razón deje de escribir mucho tiempo, y por cuestiones de trabajo. En realidad escribir se volvió un escape de mi realidad. Hasta que llego el momento en que ya no tenía nada que decir. Con el tiempo encontré nuevos motivos para sentarme de nuevo frente a la computadora. Recuerdo que empecé escribiendo en hojas blancas. Aun las conservo en cajas. Luego es agradable volver a leerse de nuevo. Para mí es como redescubrirme. De alguna manera muestra como pensaba y como pienso y esto me da un parámetro para saber si he evolucionado o involucionado. En algunas cosas si, en otras sigo igual. No me gusta decir lo obvio. Sabes perfectamente por que escribo ahora. En quien pienso, que siento, que quiero. Me gusta verte sonreír, es agradable. Todo en ti es agradable. De veras. No lo digo nada más por decir. Ojala pudiera congelar este momento y vivirlo eternamente. Pensándolo bien, queda más en una película, la vida real es otra cosa, requiere de más creatividad. Digo yo. Para vivir bien se necesita ser mentalmente fuerte, nada más. Pero no abordemos este tema ahora, mejor en otra ocasión, por favor. Te estaba contando mi miedo a escribir. Ya para terminar déjame contarte algo que leí en un libro de Mario Vargas Llosa. Él dice que un escritor debe ser lo contrario a un striptease. Ahora dime ¿Por qué crees que te digo todo esto?

viernes, 10 de febrero de 2012

Basado en hechos reales.

Me quedé leyendo hasta tarde. Manuel está a punto de dar con Alicia, solo está esperando la respuesta de un informante secreto. Cuando vi el reloj ya pasaban de las una y quince. Tuve que colocar el libro en el escritorio, apagar la luz y acostarme. Antes de dormir la historia me daba vueltas en la cabeza. ¿Y si no la vuelve a ver? ¿Y si la persona con la información no se presenta? ¿Y si la información es errónea? Pero ya no pude pensar más cosas y el sueño me atrapó. No sé si mezclé mi vida personal con la novela porque a la mañana siguiente no recuerdo nada de lo que soñé. 

La misma rutina de todos los días, despertar a las seis de la mañana, meterme a bañar, salir, vestirme, desayunar y conducir al trabajo. Saludar a los compañeros, hablar sobre las noticas del mundo de la política, los deportes y los espectáculos. Pasar de las diez a las dos analizando datos, recabando información y con ganas de mandar todo al carajo, pero la hora de la comida me relaja un poco. 

Ese día solo quería terminar de leer el libro. Saber de una vez por todas si Manuel encontraría a Alicia. Comí en el comedor de doña Mari y mi tiempo restante lo ocupé para sentarme en la banca del parque. Pensé en buscar más información en internet del libro y el autor, pero me detuve para no encontrar una página que me revelara más de lo que necesitaba saber y terminara por arruinar el final de la historia. Chequé otras cosas y regresé a la oficina esperando que el tiempo se pasara rápido. 

El tiempo tardó lo mismo que tarda todas las tardes y cuando finalmente salí, regresé lo más pronto posible a casa. Descansé un rato, vi televisión y cené un pan tostado con mermelada. Dispuesto a seguir leyendo tomé el libro y me senté en mi sillón favorito para continuar la lectura, pero algo me detuvo. Por una parte quería concluir la lectura, por otra parte no quería saber el final. Sé que esta basaba en la historia real del escritor, con algunas modificaciones, por lo cual puedo decir que ya se en que termina. Sin embargo a pesar de que intuyo el final, no sé si realmente va a pasar lo que pienso. Este es el merito del libro, hacerme dudar. 

Me serví un vaso de agua, me acomodé lo más que pude y continúe la lectura hasta terminar. Debo confesar que al final me salieron unas cuantas lágrimas. Manuel encontró a Alicia después de tres años de buscarla. Y es como si el ultimo capitulo estuviera ambientado con una gran banda sonora. Me sentí adentro de la historia, esperando lo peor, que en ese lugar y a esa hora no hubiera nadie a quien ver. Después, la música da paso a una explosión emocional cuando la ve sentada en la banca de un parque leyendo un libro. Se acerca lentamente sin dejar de observarla. Cuando por fin esta frente a ella y Alicia se percata de una sombra, levanta la mirada lo ve y sonríe. 

La trama es simple. Manuel se enamora de Alicia y días después tiene la oportunidad de conocerla, se empiezan a llevar. Manuel sale de viaje y al regresar Alicia ya no está. Como si fuera una pesadilla, una burla del destino o la peor de las bromas, Manuel (por consejo de su amiga Gladis) deja que transcurra el tiempo para ganar perspectiva, paciencia y objetividad. Investiga con sus amigos, pero nadie sabe de ella. Poco familiarizada con las redes sociales y el haber perdido su celular (y la negativa de Alicia por tener otro) hicieron imposible localizarla. El lugar donde vivía está en renta y el casero (poco sociable) no sabe a donde fue. 

Manuel piensa en Alicia todos los días y cree que algo o alguien le han quitado al amor de su vida. De esta manera empieza a trascurrir el tiempo. Sigue en contacto con los amigos de Alicia por si ella los busca. Pasan dos años y Manuel ya tiene cuentas en todos lados: facebook, twitter, hi5, myspace, google +, metroflog, esperando poder localizarla, pero nada. Con las esperanzas por los suelos, renuncia a seguir buscando. Meses después su amigo José le recomienda a un detective que resuelve “cualquier caso” como dice su tarjeta de presentación y, al no tener nada que perder lo contrata. 

La historia toma un giro misterioso, detectivesco, oscuro y emocionante. El detective no trabaja solo, se hace acompañar (es un decir) de un personaje del cual nadie sabe su nombre ni lo han visto nunca (en el libro se menciona que el personaje misterioso, el cual es el informante secreto que menciono al principio, no es más que el álter ego del detective, pues al estilo Clark Kent que [el detective] desaparece cuando Superman [el personaje misterioso] aparece). Y es el informante secreto quien revela el paradero de Alicia. Manuel tiene que viajar unos cuantos kilómetros y no pierde el tiempo. Consulta el itinerario de Alicia que le han dado y sin preámbulos llega al parque donde según el informe tiene que estar. A su vez el corazón de Manuel esta latiendo más de lo normal.

martes, 10 de enero de 2012

María y José.

Mi mente y mis sentimientos se encuentran luchando en este momento. Por una parte mi mente trata de decirme de lo irracional y absurdo de este texto. Por otro lado mis sentimientos no tardan en desbordarse. La imaginación, detrás de ellos empuja con fuerza. Y aunque esto puede parecer un intento de llamar tu atención, prefiero que se convierta en un texto capaz de arañarte el corazón.

Sé que no nos conocemos, que no conozco tu color favorito, la película que ves una y otra vez, la canción que te llena de felicidad, así como muchos otros más detalles de ti. Aun así, con todas estas limitantes quiero dedicarte este pequeño texto. Y como me hacen falta datos, pero me sobra imaginación, exagerare a partir de ahora los hechos, las circunstancias y la realidad para hacer de esta historia algo a mi favor. Es aquí donde entra la imaginación y sucede más o menos así:

José va todos los días a Bancomer. En ventanilla José deposita o retira según sea el caso. Lleva haciendo esto poco más de un año. Solo el fin de semana se da el lujo de soñar con los ojos abiertos. Lo puedo describir como muy retraído, muy soñador y muy cerrado en el sentido de que no platica mucho. Antes, para el esto era un problema. Después de leer cientos de libros y analizar cantidad de circunstancias, José está tranquilo consigo mismo. Sueña con hacer una película. Antes quería escribir un libro, pero abandono esta idea por flojera y por el trabajo. Circunstancias de la vida lo han llevado ahora a retomar la escritura.

José no se ha dado cuenta, pero yo sí. Le gusta María, la cajera de la ventanilla dos. Como lo conozco sé que se tardará en hacer algo. Usa mucho la cabeza, razona demasiado, piensa exageradamente y hace muchos cálculos. Al menos acepto que en eso es bueno, pero para el amor solo se necesitan los sentimientos. Luchará (no de dos a tres caídas) por saber si lo que siente es real. Lo siente y ya.

Mientras espera su turno para ser atendido, José observa a María. Ya está en la etapa en que esta buscado que hacer. Entre las posibilidades se encuentran: buscarla en Facebook, conseguir su correo electrónico o número de celular, pedirle ayuda a Maritza (de la caja cuatro), escribirle en un papelito o esperarla a que salga de su trabajo. Le parece ridículo hacerle plática mientras lo atiende. Eso dice él. La verdad es que le da pena.

Solo espero que no le pase como al chico que tiene cáncer, la historia de Mariano Osorio que se llama: dos chicos enamorados (disponible en you tube). Es la historia de Rodrigo, joven de diecisiete años que tiene cáncer y sus días están contados. Aburrido de estar encerrado en casa, un día sale a la calle y se enamora de una chica de su edad que atiende una tienda de discos. Todos los días le compra un disco y ella lo envuelve. El día que Rodrigo está dispuesto a declararle su amor, solo acertó a escribir en un papel su número telefónico y salir corriendo. Cuando Sofía marca el número, la madre de Rodrigo le comunica la trágica noticia. Acto seguido entra a la habitación de su hijo y encuentra los discos envueltos y por curiosidad destapa uno al azar. Se sorprende al ver que de la envoltura cae una nota. Esto da paso a que abra uno por uno los discos. En todas las notas que encuentra el común denominador es que ella sentía lo mismo que el. La moraleja de la historia es: “No debemos esperar demasiado para decirle a ese alguien especial lo que verdaderamente sentimos. Díselo hoy. Hazlo ahora. Mañana podría ser muy tarde”.

Yo no sé si esta historia se aplica o no, esto tendría que preguntárselo a José pues es él quien analiza las cosas. Pero quizá, podría ser que a María le agrade José. Uno nunca sabe.

María es simpática, honesta, inteligente y sincera. Tiene modestia, es optimista y siempre está buen humor. Le agrada la libertad, viajar, las leyes, la aventura y la capacidad de comprender. Pero José no lo sabe. No lo sabe porque no la conoce. No la conoce porque en parte tiene miedo. Miedo de que tenga novio, lo cual se traduce a que sus posibilidades se reduzcan a cero.

En lo personal si alguien me pregunta puedo decir que tienen algo en común, aparte del apellido. Es algo que no puedo explicar, simplemente lo sé por intuición. Yo pienso que si se conocen existen muchas posibilidades de que sean novios. Harían bonita pareja, se complementarían. Si, suena cursi sobre todo viniendo de mí, pero sinceramente no creo que esté exagerando. Algo en las actitudes de los dos me lo dice. Es solo cuestión de que José se decida.

La fila avanza muy despacio, José quisiera que no avanzara, así podría ver a María todo el tiempo. Y desde ahí confirma (una vez más) lo que yo me sé de memoria: le gusta.

El día de hoy José tuvo un día de mucha actividad, vino, fue, hizo, deshizo, engrapó, pegó, cortó, facturó, archivó, capturó, etcétera, etcétera. A las seis empunto abordó el bus y bajó pasando dos cuadras. Esperen, dejen ponerme cómodo. Iré por un refresco y unas palomitas para seguir narrando como si estuviera viendo una película. Ahora sí, continuamos. Seis de la tarde. José bajo en la esquina y miro hacia atrás. Tomo el teléfono público que se encuentra ahí y marco un numero ochocientos, pero la grabación le pedía una y otra vez que esperara en línea “en un momento lo atendemos”. Si, está un poco nervioso (yo también lo estoy). Camina de un lado a otro, va, regresa, cruza la calle, vuelve a cruzar y se detiene a esperar.

¿Qué le dirá? “Hola, ¿cómo estás?”, “Espero que no te moleste que te haya esperado”, “Pasaba por aquí, ningún teléfono cerca y no lo pude resistir”, “Hola, ¿me regalas cinco minutos de tu tiempo? No me llevará más, te lo aseguro. Lo que pasa es que como vengo con frecuencia al banco te he visto (¡es obvio!) y…”, “Hola, solo quiero saber si quieres ir al cine. Lo que pasa es que hay una película que se llama…bueno, no recuerdo pero tiene buenas críticas”, “Hola, quiero pedirte un favor, espero no sea mucha molestia. Es que quiero hacer una película que trate de un robo a un banco y ojala me puedas ayudar con algunas ideas”, “¿Tienes un lapicero?, ¿me puedes decir la hora?”.

Esto se va a poner interesante. ¿Saldrá sola? ¿Alguien irá por ella? ¿José la verá salir y no hará nada? O peor aún, lo dejará para otro día. ¡Es por eso que no se pueden perder el próximo capítulo de esta interesante historia!