Llega un momento en
que los escritores ya no saben que escribir. De hecho, un escritor no sabe que
escribir, por eso lo hace. Si supiera escribir otro sería su oficio. Hace
algunos años Miriam me dijo que uno estudia lo que más trabajo le cuesta. Y
tiene razón. Es irónico, pero así es. Lo que más quiero hacer en la vida es lo
que más trabajo me cuesta. “Elije el trabajo que más te guste y nunca tendrás
que trabajar en tu vida”. Pero mejor hablemos de otra cosa, del clima, por
ejemplo. Mis meses favoritos son octubre, noviembre y diciembre. El cielo se
empieza a despejar, la temporada de lluvias termina y la nostalgia de fin de año
se asoma. Y cambiamos la forma de ver el mundo, los pensamientos nos invaden
(en sus versiones optimistas y pesimistas). Estamos pendientes de la navidad,
los regalos, terminar el año de la mejor manera, las posadas, en fin, todo es
fiesta. No lo había pensado, pero el otoño es mi estación del año favorita.
Llega un momento en
la vida en que todo se repite. La historia es cíclica. Mi teoría es que cuando
algo no se repita, pasaremos a otro nivel. Debo ahondar más en este pensamiento
para hacer una hipótesis o toda una teoría. Quizá me gane un aplauso o en el
mejor de los casos algún premio. Además de la admiración y el reconocimiento
de… ¿el pueblo en general? En el fondo siempre queremos reconocimiento por las
cosas que hacemos bien. Así sea una actividad ilícita. El mejor trovador, el
mejor bailarín, el mejor asaltante, el mejor medico, el mejor poeta, el mejor
albañil, el mejor arquitecto, etcétera.
Llega un momento en
la vida en que no se puede seguir así, sin pensar, sin cuestionar lo que
hacemos. Para algunos se presenta con frecuencia, para otros solo una vez en la
vida. Somos seres racionales, pero a veces pensamos en otras cosas, menos en
que si lo que hacemos está bien para uno mismo. Nos dejamos llevar por las
expectativas que otras personas tienen de nosotros y no por las que uno tiene
sobre sí mismo. O nos dejamos llevar por lo que uno quiere sin importar que eso
afecte a los demás. ¡Vaya! Parece que esta tarde quiero decirle a todo mundo
que vaya siempre por el camino del bien. Como si yo fuera un santo. Como si yo
fuera una autoridad, pero no pretendo que reflexionen y se arrepientan, yo solo
les digo que en algún momento de sus vidas se cuestionaran lo que están
haciendo.
Llega un momento en
la vida en que uno vuelve al mismo punto. Y todo parece un déjà vu.