lunes, 12 de septiembre de 2011

To Claudia.

Veintidós de julio.

Dos mil once.

Nueve treinta y cinco de la mañana.

Aún recuerdo la conversación que tuve con Claudia el día de ayer. Pocas veces me habla en el chat, la excepción se dio hace quince horas. Me preguntó específicamente por mi tesis y me recomendó que la terminara lo más pronto posible. Dice que al estar titulado, las puertas se me van a abrir.

En realidad no escribo por lo que platicamos el día de ayer. Sino por la rapidez con la que conversamos. Y a decir verdad no escribo para recordar los años que estuvimos en la universidad y hacer remembranzas de nuestra amistad. No, en realidad escribo por otra cosa. Sé que estoy escogiendo el medio menos adecuado para hablar de mis sentimientos. Pero sé que cualquier otro medio no me funcionaría. En realidad ya no me da pavor que miles de personas sepan lo que realmente sentí por Claudia. Porque a decir verdad, este blog tiene muy pocas visitas, solo se enterará quien entre a esta página. Es un poco irónico que a pesar de confesar mis sentimientos por Claudia en una página de internet donde millones de personas tienen acceso, realmente nadie sabe quién soy yo y quien es ella.

Sucedió en el dos mi cuatro, cuando la conocí. Fue de manera instantánea, solo la vi y me gustó mucho. Ese mismo día solo que dos horas después me di cuenta que tenía novio. En ese lapso de tres días supe que estaríamos en el mismo grupo.

En una ocasión que en realidad no recuerdo que estábamos haciendo, pero que yo supongo que era tarea, Claudia empezó a platicar conmigo. Desde entonces nos empezamos a llevar.

Puedo dar muchos detalles de todo lo acontecido en ese semestre y en el año siguiente, pero en realidad quiero ubicarme en el 2006, diciembre, cuando ella y yo nos llevábamos mucho. Claudia había terminado con su novio aproximadamente cuatro meses antes. El semestre sufrió interrupciones por causas ajenas a la facultad. Del mundo exterior no recuerdo quien fue el campeón del torneo apertura, que estrenos hubo en el cine y la literatura. Solo sé que en el último mes de ese año no hacia otra cosa más que pensar en Claudia. Recuerdo que no sabía exactamente lo que me estaba ocurriendo. En alguna ocasión ella me había dicho que el amor solo se siente. Y la verdad yo no sentía nada cuando estaba con ella, al menos eso creía. Entonces, como según yo no sentía nada, solo se me ocurrió una cosa en forma de pregunta. Y esto resumía de gran manera lo que yo quería con ella.

El semestre estaba por terminar. No quería que se enterara nadie del grupo lo que iba a hacer, por lo cual pensé que sería mejor una vez estando de vacaciones. Se me ocurrió invitarla al cine, para después decirle lo que quería. Algo así, ya no recuerdo el orden exacto de mis pensamientos.

Llegué a pensar que si le pedía a Claudia que fuera mi novia y si la respuesta era favorable o no, nuestra amistad no acabaría. Quizá me hubiera alejado de ella un tiempo si me decía que no. En realidad no tenía nada que perder.

Fue sábado.

Teníamos tarea en equipo, no recuerdo de que materia.

Fui el primero en llegar.

Y entonces Claudia me conto lo que sucedió un día antes.

Me rompió el corazón.

Lo demás no recuerdo como sucedió. Llegaron los demás del equipo, no sé qué hicimos. La tarea paso a segundo término. Al final trate de quedarme solo con ella. Aunque quizá ya era demasiado tarde. Lo hubiera dicho antes, no ya que me había contado algo que hubiera preferido no escuchar. Llegué a pensar que lo mejor era callar porque si lo decía era como dar patadas de ahogado.

Estuve triste esos días. Muy triste. María me había prestado la película de Pulp Fiction la cual vi y me ayudó a olvidar mi tristeza por un momento.

Por cierto, María supo de esto. Manuel supo algo también. Y en menor proporción Hugo y Julio también se enteraron. Mucho tiempo después le conté a Liz…a medias. No fue por mala onda o porque no le tengo confianza, fue porque ella también era del grupo. Y yo sigo teniendo algunas telarañas mentales que no me puedo quitar.

Confieso que esta semana vi 500 días con ella y recordé a Claudia. Pensé en escribirle. “Esta semana vi 500 días con ella. Me acordé de ti. Esto porque en una ocasión escribí algo que te di a leer y que tu subrayaste. Algo de eso mencionan en la película. Además de que al terminar la película me quedo una sensación de que ya logro entender algunas cosas que antes no. Saludos.”

Ella es Summer. Yo soy Tom.

Si es cuestión de confesar, como dice Shakira en una canción, en este momento estoy bien. Si veo a Claudia no pasa nada. Si llegara a convivir con ella, quizá me enamore, otra vez.

Alguien se enterará. Así pasa. Tal como ayer que Liz y José estaban en la cancha, si yo no les avise. A lo mejor fue casualidad encontrarlos. De la misma manera alguien que me conoce o que conoce a Claudia encontrara este texto por casualidad.

Once veintiuno.
Fin.