No puedo escribir.
Pero esta no es la típica situación en la que no se qué escribir. No. En esta
ocasión no quiero escribir. Debo empezar desde el inicio para que todo quede
claro. Cada día veinte de cada mes enciendo la computadora y escribo algunas
ideas de lo que publicaré en mi blog al mes siguiente. Mi primera idea fue
escribir del amor y el desamor. Para el treinta de enero ya tenía dos párrafos.
Sin embargo algo pasó en mi vida y ahora no puedo escribir del desamor. Más
bien, no quiero escribir del desamor. Lo peor es que tampoco puedo escribir del
amor, porque el amor no se escribe, se vive. Tal y como dice Fernando Rivera
Calderón en su diccionario del caos: “Los enamorados, mientras tanto, que no
suelen tener tiempo para escribir ni para pensar, se aman en silencio y sólo
ellos saben lo que tendría que estar aquí escrito, pero jamás desperdiciarían
el tiempo precioso del amor escribiendo en otra cosa que no fuera la corteza de
un árbol, o la corteza de un sueño, que es donde se escriben los conceptos del
amor.”
¿Qué voy a hacer
ahora? No quiero escribir de lo que tenía planeado y si cambio el tema me voy a
pasar de la fecha en la que acostumbro publicar. El blog me da la opción de que
aparezca en la fecha que yo quiera. Sin embargo, si hago esto al rato voy a
querer hacerlo cada mes y me voy a confiar y voy a estar publicando a destiempo
y esto va a ser un relajo. ¿Será tiempo de abandonar este blog? No es mala
idea, sin embargo una parte de mí siempre quiere escribir aunque no tenga el
tiempo para hacerlo. Si lo dejo por completo es muy probable que vuelva a
escribir. Es algo que ya no puedo dejar de hacer.
De no ser porque esto
es un texto, se abría hecho un silencio incomodo entre el punto del párrafo
anterior y la letra inicial de este párrafo. De esos silencios que no sabes que
decir (y quizá la otra persona tampoco) para romper el hielo. A veces eso
resulta un tanto incomodo. A veces resulta un tanto desesperante. Mas cuando la
persona que tienes enfrente te gusta mucho y no sabes que decir. Eso es
verdaderamente desesperante. Todo pasa por tu mente, pero por tu boca las
palabras no se asoman. He sido presa de esa situación muchas veces en mi vida.
Afortunadamente todo cambia para bien. Creo que es tiempo de hablar más de mí.
Contar que me gusta. De ser posible escribir mi autobiografía, la primera parte
que abarca mis primeros 28 años. La segunda parte la escribiré pasando los 56
años y ojala haya una tercera parte cuando cumpla 84 años. Creo que es momento
de escribir una novela, sí, eso. Sinceramente ahora me atrae más la idea de
escribir un guion cinematográfico, pero durante muchos años quería escribir una
novela. Tal vez debo hacer esto ahora. Y mientras más escriba y cuando menos me
dé cuenta ya tendré una novela y un guion. Pues bien, que espero. El mejor
momento es ahora.